En esta época
- Raquel Díaz
- 22 ago 2024
- 3 Min. de lectura
Sol, mango, paredes amarillas que nos envuelven en un halo de luz. Son algunas palabras que me llegan a la mente cuando hablo de Yucatán. Y más en temporada de verano, cuando las personas se adentran en la península, mientras buscan un poco de aventura. Son también colores que me acompañan conforme pasa la estación y el vapor de verano me va dejando, invadido por las lluvias intensas. Creo que muchos podrían coincidir con este sentimiento, sean de fuera o sean de aquí.

Dzityá es una comisaría de Mérida, se le reconoce por el labrado en cantera y la artesanía con torno de madera. Fotografía en 35 mm de la comisaría.
Traía muchas ganas de representar este color, y algunos elementos se fueron acomodando poco a poco. Así fue como llegué a la esencia de lo que quería decir. Primero, notando los colores de los hilos de algodón, que se fueron quedando después de la primera producción de las blusas “Símbolo”. Muchos tonos terrosos, entre ellos naranjas pálidos y amarillos pastel. Después, un día caminando con mi mamá en el centro de Mérida me topé con un lino color mango, al cual no me pude resistir. Justo después, adquirí unas piedras de calcita que iban perfecto con otras rojas de barro que me fueron quedando, e igual, con algunas que yo misma había creado en estos meses.
Visitando algunas comunidades me volví a topar con este color. Ya estaba ahí, pero no andaba yo notándolo antes. Primero fotografié las arcadas de Dzityá, que irradiaban ardor en el mes más caliente del año, que suele ser mayo-junio. Recientemente visité Tekit, ahora en agosto, y me vi envuelta en otra tonalidad de amarillo: venía del mercado y era menos cálida, pero igual de inspiradora.


Lugares de Yucatán en donde se hizo presente el color amarillo. Foto 1: (35 mm) Paredes amarillas internas de la comisaría de Dzityá. Foto 2: (35 mm) Fachada.
Mentalmente, sentí que la temporada de las toronjas que tanto había querido representar a través de los bordados, fue reemplazada por la del mango. Mi fruta favorita. La veía en los mercados y me hacía pensar en el amarillo de las paredes de algunas ciudades de Yucatán. Es un amarillo que las palabras no alcanzan para describir en su totalidad. Quizá estos productos, en color mango como me gusta decir, no llegaron en el tiempo deseado, pero se crearon al ritmo del ciclo productivo del artesano, y mío. La emoción llega, pensando, que algunos productos, incluyendo la blusa bordada que pronto estará disponible, se crearon justo en esta época o ich (temporada en maya). Justo en agosto, cuando la emoción de la nostalgia me invade, y se cierra este ciclo estacional una vez más.
Algunas fotos de procesos, para la siguiente etapa del bordado. Éste se realiza en Teabo, Yucatán.
Para mí, este color siempre me hará pensar en los símbolos; que fueron parte de mi vida, y también de otras personas, conforme se fue entrelazando el inicio, el primer verano, en la historia de lo que perdura.
De alguna forma, es una época, que viene de dentro.
Palabras en lengua maya:
K’IIN: Época, tiempo, día, sol.
ICH: En, entre, dentro, de aquí a.


Foto 1: Collar con hilo color mango, compuesto por calcita, barro y plata. Foto 2: Primera muestra de "Símbolo": hecha de 100% lino amarillo, llevará el bordado "cruz-chuy", en la misma gama de color.
Fuentes de referencia:
Diccionario básico español - maya. Universidad Autónoma de Yucatán.
El bordado en Yucatán, Patricia Etcharren. 1993. Las técnicas de bordado.
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